¡Fríoooooooo! ¿Quién se ha dejado la ventana abierta?

Lo reconozco, aquí en Barcelona estamos muy mal acostumbrados. Los últimos años no ha hecho nada de frío en invierno salvo un par de días y aunque este año es más fresco que de costumbre, no hace la rasca que solía meter cuando yo era crío. De hecho la mitad del invierno me la paso en mangas de camisa cuando estoy en casa o en la oficina (menos éste por la condenada bronquitis). Debido a la condensación/saturación/contaminación de Barcelona y todas las poblaciones del area metropolitana colindantes, se ha creado una especie de microclima que eleva la temperatura lo suficiente para que los inviernos no sean demasiado molestos. Sin embargo, cuando uno de los que vivimos justo enmedio del meollo abandonamos esa area climática, nos encontramos con la fría realidad. ¡Hace un frío de narices! Hoy he ido hasta Manresa a visitar a mi viejo amigo Zimnel y, a pesar de ir abrigado, un poco más y me congelo. El viajecito en cuestión dura una hora y veinte minutos en los ferrocarrils. A medida que abandonaba el area de influencia de Barcelona, empezaba a ver cómo se empañaban los cristales, cómo había arboles con escarcha, arbustos congelados, Montserrat cubierta de una niebla heladora... Cada vez que se abrian las puertas entraba una ráfaga de aire polar que te llegaba hasta el alma. Y lo peor de todo, la hora que me he tenido que pasar esperando el autobus que sale de Manresa porque Zim vive en un pueblecito de al lado. Ahora que acabo de volver, estoy notando los estragos del frio en forma de tos que no me gusta nada y que me es tremendamente familiar, idéntica a la que tenía al principio de la bronquitis. ¡Y a mí que me gustaba el frío!

Os dejo unas fotos que he hecho con la cámara de mi móvil cutre cuando he pasado al lado de Montserrat.