sábado, 21 de marzo de 2009

Recuerdos

Me acuerdo como si fuese ayer. De las pocas chicas por las cuales he llegado a sentir algo, Bárbara ha sido la que tal vez pueda considerar el amor de mi vida. Me la presentó mi amiga M, hará más de diez años. Por aquel entonces yo estaba muy metido en el mundillo de los fanzines y el cómic. Conocíamos a casi todos, escribía junto con mi hermano para una de las primeras revistas “profesionales” y acabábamos de publicar un libro. De hecho a M la había conocido en un Salón del Comic, y aunque ella trabajaba en la competencia, nos encontrabamos en salones, tiendas, librerías… por lo que entre frikada y frikada nos hicimos amigos (y aún lo somos y la quiero mucho ^__^).


Por esas fechas no tenía las obligaciones económicas actuales y aunque ganaba mucho menos que ahora, podía dilapidar todo el dinero en libros, cómics y frikadas varias. Yo me había obsesionado con una serie de anime, y me compraba las cintas vhs directamente en Japón a través de un servicio de importación que me cobraba un ojo de la cara (en la época en que internet era un lujo). Así que M se venía a casa varias veces al mes, y algunos días traía compañía. Fue así como conocí a Bárbara. Tenía 4 años menos que yo, una pequeña melena algo rizada hasta los hombros y los ojos verdes más hermosos que he visto en mi vida. Obviamente caí fulminado.


Por aquel entonces yo era un gañán que sólo conocía a las chicas porque salían en el Manual Monstruoso de Dungeons&Dragons (en el apartado de demonios), y apenas me había interesado por el sexo opuesto (mira que llegué a ser tonto en mi juventud…), por lo que la idea de sentirme atraido hacia ella (esas feromonas…) me producía pánico. Era una chica alegre y simpática, con sus pequeños ataques espontáneos de burradas (M también era y sigue siendo así), y pese a mi miedo no le importaba que fuese un poquitín friki. Así que nos hicimos amigos enseguida.

Ella estudiaba filología eslava, polaco y ruso. Su família descendía de una antigua família de la alta nobleza rusa. Su abuela tuvo que huir del país con el alzamiento socialista y acabó en España. Recuerdo con gran cariño a su madre, profesora de música, una de las personas más cultas que he conocido en toda la vida, la cual estaba encantado porque su hija traía a un amigo que no fuese un “cabeza hueca”. En esa época un servidor además de los comics y el rol le interesaban la filosofía, la literatura, los museos, etc…


Por supuesto una chica así no estaba libre. Bárbara tenía un novio oficial, a pesar que todo el grupo de amigos sabía que no lo veía muchas veces y que había tenido escarceos con bastantes otros chicos. Poco a poco se aficinó a estar conmigo, a mantener largas charlas por teléfono y en la puerta de su casa, a ir a buscarla los viernes al salir yo de la oficina para irnos al cine y a cenar, ya fuese solos o con algunos amigos. Me encantaba estar con ella, el tiempo no existía para ambos cuando nos poníamos a parlotear como si fuésemos dos marujas en la peluquería. Ya fuese sobre cine, arte, filosofía, comics… Me acuerdo como si fuera ayer la cara que puso un año para su cumpleaños cuando le conseguí en china los dvds subtitulados de toda su serie favorita de anime….


La vicié al cine de Bollywood cuando en este país no estaba de moda entre las chavalillas, al cine oriental, tanto el de Hong Kong como el coreano, le traía cds que conseguía pirateados en Pakistán a través de unas tiendas del Raval, así como dvds comprados en Corea con los últimos estrenos. De hecho le regalé e instalé mi primer Pentium 400 cuando me cambié el ordenador con una de las primeras unidades de dvd que llegó aquí, usando la excusa que me iba a cambiar de ordenador, auque fue simplemente para regalárselo y que así pudiese ver los dvds en casa y de paso ser la envidia de todas sus amigas. También le compraba libros de autores de fantasía y ciencia ficción en Amazon, y la enganché a la saga de novelas de Miles Vorkosigan de Lois McMaster Bujold.


De ella aprendí el gusto de disfrutar una película en versión original subtitulada, fuese de donde fuese. Me vició al té cuando yo nunca lo podía soportar y consiguió que me encantase. Ella tenía largas “discusiones” con mi hermano sobre la concepción del cine de Kubrick, y fue quien le puso el sobrenombre de “Emperador del Universo”, con el cual se quedó durante mucho tiempo. En nuestros cientos de visitas al cine Verdi, un día nos tuvimos que encerrar en un portal porque toda la policía de Barcelona acordonó el barrio de Gracia en una batalla campal con unos okupas. Recuerdo el miedo que pasó y cómo se abrazó a mí todo el rato mientras el corazón me iba a mil por hora.


De hecho pasaba yo más tiempo con ella que su “novio”, algo que a sus padres les importaba poco porque yo les caía mejor (mi eterna maldición…). Pero había un pequeño problema. Ella era demasiado “especial”. Era una pequeña rebelde, alguien a que no gustaba que no le diesen la razón o que le llevasen la contraria. Y tenía un defecto de empatía social. Necesitaba estar rodeada de gente y ser el centro de atención, aunque eso significase liar una gorda. Por donde iba, le seguía un corrillo, algo que acabó incomodándome porque la mayoría de ellos eran gente sin cabeza o espabilados que querían ver si podían ligársela un par de días. Yo hacía como que no me importaba, seguía con ella, aguantaba sus aires y seguíamos con nuestra amistad. En la época de los salones del cómic yo pedía fiesta y nos paseabamos el primer dia, cuando no hay casi visitantes, mirando tiendas y exposiciones. Yo le compraba alguno de los libros de ilustraciones que le gustaban y algún cd, y ella no paraba de repetir siempre lo mismo: “Me cuidas demasiado”.


Pero lamentablemente todo tiene un fin en esta vida. Ella sabía que me gustaba, se lo habían dicho sus amigas y yo se lo había dicho un par de veces, pero pese a ello manteníamos nuestra amistad. Yo la respetaba y la cuidaba, y ella no quería en parte perder ni mi amistad ni mi cariño. Pero un dia me dijo algo que me llegó al corazón: “Sé que te gusto, pero eres demasiado buena persona y no querría hacerte daño. Por eso sabes que no podríamos estar juntos, no aguantaríamos y no quiero dejar de ser como soy.”

Por su parte en esos días ella me había presentado a una amiga suya. Al principio fue bien pero en realidad la pobre estaba desquiciada, era una total obsesa del manga y de las cronicas de Anne Rice y de ahí no salía, además de tener un genio de cuidado. Así que acabamos casi antes de empezar.


Yo seguí viendo a Bárbara durante medio año más o menos, pero entonces sus padres se iban a ir fuera de Barcelona y ella no quería ir con ellos. Como no tenía trabajo se peleó con sus padres y se fue a vivir a casa de su “novio”. Unas semanas antes de eso, yo decidí que tenía que dejar de verla. Estaba demasiado obsesionado con ella y temía ser una carga para su relación. Así que de la noche a la mañana desaparecí de su vida. Dejé de ir a su casa, de llamarla, pero no pude dejar de pensar en ella. Le preguntaba a M cómo le iba y ella me contaba que tambien preguntaba por mí y que se le veía más apagada. Una tarde, tomando café en la plaza Catalunya con M, me dio el peor ataque de histeria que jamás me ha dado, perdí la noción de todo y las ganas por vivir y anuncié en voz alta mi intención de matarme, ya que la vida había dejado de tener sentido para mí. Reconozco que fue tal vez la mayor estupidez que jamás he hecho, pero gracias a que M estaba ahí ,impidión que servidor abandonase este mundo por la vía facil. Hacer llorar a una de las personas que más quieres es tal vez lo peor que puedes hacer como persona, pero las súplicas, ruegos y amenazas de M me devolvieron la cordura lo suficiente para jurar que jamás haría ni diría nada parecido por muy mal que estuviese. Durante semanas actué como un vegetal insensible. Comía, trabajaba y andaba por mimetismo, pero fue la cabezonería de M y de su marido lo que poco a poco me devolvió a tierra firme. Durante los casi quince años que nos conocemos me han ayudado mucho y yo les he procurado ayudar lo máximo también. Pero me estoy yendo por la tangente, para variar…


Con el tiempo dejé de preguntar y M no me contó nada más, para que poco a poco se fuese cerrando la herida. Con los años tuve varias intentos de tener pareja los cuales acabaron todos fatal y, aunque jamás dije nada, seguía viendo aquella sonrisa y aquellos ojos verdes cada vez que cerraba los ojos. Realmente hasta que no conocí el año pasado a mi último fracaso no dejé de pensar en ella. Y eso que la volví a ver.


Ocurrió hace cuatro años. Bárbara había roto definitivamente con su novio (me enteré después) tras un largo estira y afloja de meses de crisis de pareja. Un día me llegó un mensaje al móvil que decía simplemente “¿Cómo estás?”. No pude evitar llamarla y tras una hora de conversación, quedamos una tarde. La llevé a mi cafetería favorita (que ya no existe) y hablamos de los buenos tiempos, de las burradas que hicimos, de los planes futuros. Yo empezaba a tener ya la base sólida para mi primer libro de verdad, y ella quedó entusiasmada por la idea que quisiese ser escritor. Había estudiado bastante teoría narrativa y le encantaron las ideas que tenía. En toda la tarde jamás hablamos de su ruptura, salvo que entendió que yo desapareciese de enmedio años atrás. La acompañe hasta el tren y mientras nos despedíamos nos dimos un largo abrazo. Ella prometió llamarme para ir viéndonos mientras me decía “Siempre fuiste un gran amigo”. Yo por mi parte sabía que era mentira, que no me llamaría y que seguramente no la volvería a ver jamás, y no pude evitar que una lágrima se me escapase. Desde entonces no se nada de ella, salvo el mismo mensaje en el móvil cada fin de año para felicitarnos el año.


Hoy he encontrado la única foto que tengo de ella. Ninguno de los dos éramos amantes de las fotografías, simplemente preferíamos pasar el tiempo juntos. Pero esta es especial, no sólo por su rareza. Nos la hicimos el último salón del comic al que fui. Me costó semanas convencer a mi madre para que le hiciese el disfraz de Utena que quería llevar, hasta que lo conseguí. Ver esos ojos verdes me ha devuelto por un instante toda la felicidad de esos años.


Algunos pensaréis que es una falsa felicidad, algo obsesiva tal vez, y que todo no fue más que un sueño imposible de adolescente. Pero al fin y al cabo fue felicidad. He tenido que parar varias veces mientras escribo estas lineas porque se me han llenado los ojos de lágrimas.

Sólo espero que esté donde esté, al menos ella sea feliz.

3 comentarios:

Joana dijo...

A mi también se me han llenado los ojos de lágrimas mientras leía tu historia.
Es una pena, que sin un motivo muy justificado una relación no pueda funcionar.
Pero no te desanimes, quizás si lo intentas consigas lograrlo,tal vez las cirscustancias ahora sean diferentes y todo pueda funcionar.
Suerte.

Carmina dijo...

vaya me has dejado sin palabras, a veces es dificil llegar a alguien como lo que se desea, pero creo que cuando ella puso tierra por medio es porque tambien sentia algo por ti y sabia que en el fondo no podia hacerte feliz, que vuestros caracteres chocaban, la forma de no hacerte mas daño era esa, irse... lo que ya no entiendo es lo de los mensajes de la noche de fin de año... pero ella sabra el porque. Ahhhhhhh y no hagas tonterias porque ninguna persona lo vale, y cuida a tu amiga M vale su peso en oro y diamantes, aunque creo que ya lo haces...Besos

Isi dijo...

Si es que el amor no correspondido es lo peor...la verdad es que es una historia muy triste para ti y para cualquiera que la haya vivido.

Gracias por compartir con nosotros esta historia.

Por cierto, por si no te lo habían comentado..¡¡eres un sol!!.

Besos!