Llevo dos meses con una bronquitis de padre y muy señor mio. Reconozco que me la merezco por no haberme cuidado , aunque se agravó debido a una serie de factores: pillar un resfriado + mojarme la hostia en chaparron bestial + concierto de Queen + esperar de madrugada una cola con frio para pillar la última expansion del Warcraft + frio de la hostia en Manresa + ir tarde al médico = BRONQUITIS POR IMBÉCIL.
Al acudir al CAP entre tos, mocos y unos pitos de los pulmones, me entero que mi doctora, una encantadora persona mezcla entre House y Adolf Hitler (pero muy maja y eficiente) está de baja por maternidad, y que en su lugar hay un médico bastante jovencito, recien salido de las prácticas. No tengo manías por los recien graduados, y el estar muriéndome del constipado acentuó la necesidad de atención médica, asi que esperé pacientemente a que me tocase el turno.
Entro en la consulta, doy las buenas tardes y antes de poder decir nada me dice:
-¡Estás gordo!
Momento en el cual recurro a la educación que tan bien inculcaron en mí para no saltar sobre la mesa con una patada giratoria estilo Ken del Street Fighter y demostrarle que sí, estoy gordo pero aún puedo partirle la cara.
-Buenas, venía por lo del constipado- replico yo haciendo caso omiso de su comentario.
-Si, pero es que tienes que perder peso o...¡morirás! - me dice sin presentarse ni nada (de hecho todavía no se su nombre), y pasando de mis males.
-Ya, como todo ser humano. Un día u otro. ¿Hablamos de mi resfriado?
-Oye, que lo que te estoy diciendo es serio ¿No te preocupa tu salud?
En ese momento empiezo a perder la paciencia. Once horas de trabajo para acabar el dia en comisaria por pegarle a tu médico no es la mejor forma, pero llega un momento que da todo igual. Sí, estoy gordo. No, no me preocupa demasiado mi peso en este momento porque tengo problemas peores entre los que se encuentran una bronquitis. Así que en vez de romperle la cabeza, decidí devolverle el juego.
-Perdona ¿tú fumas?- le pregunto
-¿Cómo?
-Que si fumas. Ya sabes. Cigarrillos, hachís...lo que sea, pero ¿fumas?
-Si, soy fumador- me contesta.
-¿Y eso? ¿No pone en los paquetes Fumar mata? No lo ponen por nada, creo yo- le digo y empieza a dibujarse en mi rostro una sonrisa maliciosa- Además, tu eres médico, tendrías que saberlo mejor que nadie. Tendrías que dar ejemplo y por lo que veo no das mucho... ¿O no le metes bronca a tus pacientes fumadores con problemas?
Se hace el silencio durante un segundo. Sonrío más. Tocado y hundido.
-A ver, venías por un constipado. Dejame ver cómo respiras...
Como decía Annibal Smith: Me encanta que los planes salgan bien.
Al acudir al CAP entre tos, mocos y unos pitos de los pulmones, me entero que mi doctora, una encantadora persona mezcla entre House y Adolf Hitler (pero muy maja y eficiente) está de baja por maternidad, y que en su lugar hay un médico bastante jovencito, recien salido de las prácticas. No tengo manías por los recien graduados, y el estar muriéndome del constipado acentuó la necesidad de atención médica, asi que esperé pacientemente a que me tocase el turno.
Entro en la consulta, doy las buenas tardes y antes de poder decir nada me dice:
-¡Estás gordo!
Momento en el cual recurro a la educación que tan bien inculcaron en mí para no saltar sobre la mesa con una patada giratoria estilo Ken del Street Fighter y demostrarle que sí, estoy gordo pero aún puedo partirle la cara.
-Buenas, venía por lo del constipado- replico yo haciendo caso omiso de su comentario.
-Si, pero es que tienes que perder peso o...¡morirás! - me dice sin presentarse ni nada (de hecho todavía no se su nombre), y pasando de mis males.
-Ya, como todo ser humano. Un día u otro. ¿Hablamos de mi resfriado?
-Oye, que lo que te estoy diciendo es serio ¿No te preocupa tu salud?
En ese momento empiezo a perder la paciencia. Once horas de trabajo para acabar el dia en comisaria por pegarle a tu médico no es la mejor forma, pero llega un momento que da todo igual. Sí, estoy gordo. No, no me preocupa demasiado mi peso en este momento porque tengo problemas peores entre los que se encuentran una bronquitis. Así que en vez de romperle la cabeza, decidí devolverle el juego.
-Perdona ¿tú fumas?- le pregunto
-¿Cómo?
-Que si fumas. Ya sabes. Cigarrillos, hachís...lo que sea, pero ¿fumas?
-Si, soy fumador- me contesta.
-¿Y eso? ¿No pone en los paquetes Fumar mata? No lo ponen por nada, creo yo- le digo y empieza a dibujarse en mi rostro una sonrisa maliciosa- Además, tu eres médico, tendrías que saberlo mejor que nadie. Tendrías que dar ejemplo y por lo que veo no das mucho... ¿O no le metes bronca a tus pacientes fumadores con problemas?
Se hace el silencio durante un segundo. Sonrío más. Tocado y hundido.
-A ver, venías por un constipado. Dejame ver cómo respiras...
Como decía Annibal Smith: Me encanta que los planes salgan bien.
5 comentarios:
jajajajaja!! Ese medico, encima de bocazas es corto, cortito...jajajajaja!
Anda que responderte que sí que fuma...jajajaja!! qué pocas luces!!! me parto!!! jajajaja!!!
Beseles!
Ah, de la escuela de pensamiento "todos los problemas de los pacientes se deben a que les sobran kilos".
Se cubrió de gloria el chaval...
Imaginad la cara que se lo pone a uno. Sobre todo cuando le dicen a uno ¡Morirás! Es para contestarle "Si, pero no moriré solo..."
En el Imperio habría muerto aplastado por el peso de mi culo. Lo chungo es salir luego corriendo, claro, pero así le hubiera hecho el favor al chaval de poder demostrar empíricamente su absurda teoría.
No es una mala sugerencia pero prefiero atormentarle el resto de tiempo que le quede de sustitución a base de cinismo y malícia =D
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