miércoles, 31 de diciembre de 2008

¡Feliz Año Nuevo!



Mi primera intención era hacer un post sobre la celebración de Fin de Año, su parte positiva y su parte negativa, que si yo prefiero tranquilidad a jolgorio extremo, etc, etc... Pero tampoco tengo muchas ganas y hubiese parecido que tanto el post como el blog es derrotista y del estilo la vida es una mierda, cosa que no es mi intención. Así que me limito a desear a todos los que poblamos este pequeño punto azul un feliz año 2009. Sed felices. Todos.



Este último post del año lo cerraré con las palabras de la persona que tal vez haya influido más en mi carácter y mi forma de ser:


martes, 30 de diciembre de 2008

Internet hoy en día


Desde hace más de seis años tengo contratado un servicio de internet por cable que jamás me ha dado problemas. Mi servicio actual era de 20 megas reales, con lo que jamás tenía problemas de conexión, jugaba perfectamente online y con poco lag, podia descargar actualizaciones rapidamente y aunque no suelo ser de los que se bajan muchas cosas (más bien soy de los tontos que compran dvds), me bajaba alguna serie actual en ingles para seguirla porque no soporto las traducciones y prefiero la versión original.

Digo tenía porque la semana pasada recibí una llamada de ONO, la empresa que me facilita el servicio. En ella una señorita muy amable me informaba que iban a mejorar mi calidad de servicio, todo un detalle por su parte. Eso si, para mejorarlo, me bajaban la velocidad de 20 a 12 megas. Ya que no pueden garantizar el servicio a todo el país, pues han decidido recortar velocidades, eso si, bajandome la cuota 10 euros (regalazooooooo). Y me pregunto yo, para mejorarme el servicio ¿tengo que bajarme los pantalones y dejar que me den por el culo? (perdón por la grosería). Como excusa reconozco que es la mejor que me han dado en años, me dejo sin habla unos segundos. Obviamente enviarles a la mierda y proferir insultos no sirve de nada, asi que simplemente me limité a preguntarles si realmente me lo decian en serio, porque me parecia una forma un tanto especial de ayudar a mi conexión. Obviamente la operadora no era tonta y se rió un rato, reconociéndome que era el primero de la mañana que no la enviaba a la mierda.

Si a cualquier ciudadano del mundo civilizado de fuera de nuestras fronteras le explicas el servicio de intenet que tenemos en nuestro país y los precios, se rien en nuestra cara y nos preguntan si somos tontos. Como dijo el Quijote: Cosas veredes Sancho, que faran fablar las piedras. Manda huevos....

domingo, 28 de diciembre de 2008

Grandes Mentiras de Navidad: Los Regalos


Navidad es una época de ilusión, donde la gente que se quiere intercanvia regalos como muestra de cariño. Es un acto realmente bonito y que, aunque sea por unos minutos, nos devuelve a la inocencia de nuestra época de crios. Pero la realidad deja mucho que desear.

Existen diversos categorías de personas, un tanto especiales, en relación a los regalos. Hay personas que realmente no quieren gastarse dinero, dando mil excusas por ello. Que si la vida es muy cara, que si es una fiesta consumista, que si ahora no se lo pueden permitir. Claro que muchas veces es la misma gente que se gasta una media de 100 euros al ir a un restaurante, o fuma dos paquetes diarios y desayuna y come en el bar por no hacerse la comida, o, cómo un caso que conozco, no regala nada alegando falta de liquidez y se acaba de comprar una moto nueva de 6000 euros. Eso si, tienen móviles caros mejores de los que tu verás jamás, ordenador y portatil, canal satélite y no se pierden ningún partido (de pago) de su equipo favorito. El caso más aberrante me lo contó un familiar, que conocía a una persona que por navidades regalaba películas copiadas en dvd con caratulas fotocopiadas, porque no gastaba dinero en regalos pero al menos la intención era buena.

Luego están los que directamente no se preocupan por los regalos. Compran lo que sea, normalmente todo el mismo día (y suele coincidir con el último día), intentando muchas veces dejarse lo mínimo (como en el caso anterior). Compran bufandas o sartenes para su madre, guantes para su padre y una película (la que sea) para su hermano o un disco de los de Operación Triunfo a su hermana (aunque ella prefiera Iron Maiden). Y si hay que hacer más regalos (parejas de hermanos, tios, nietos,....) es ya el caos. Estos normalmente acaban en un bazar chino o en algún mercadillo, que tienen de todo y para todos. También es muy normal ver siempre en un centro comercial o en una tienda a una pareja (o a un individo hablando por el móvil con otr@) sobre si "esto para tu hermano que le gusta el cine" (aunque tenga en las manos un dvd de Paco Martinez Soria) o "su novio es tonto y se conforma con lo que sea o que se joda, que total no es familia...". Que bonito es el cariño navideño.

Por ultimo están los que directamente les preocupa tan poco o les falta inventiba, que acaban diciendo "comprate lo que quieras" (si es su pareja/conyuge) o "toma veinte euros" si es cualquier otro. Todo un caso de falta de interés.

El problema es muy sencillo. La gente siempre confunde regalos con dinero. Un regalo no es dinero. No tiene que ser barato ni caro. El regalo simplemente ha de ser el apropiado para la persona destinada. Y no, no hemos de hacer regalos a todo el mundo, ya sean familiares, amigos o conocidos. Sólo a los que realmente lo merecen, a los que te quieren de verdad y te demuestran día a día que siempre estarán contigo. Desde siempre he hecho regalos a los cuatro que se lo merecían de verdad, pensando en la persona a la que iba destinado, en su caracter, sus gustos, su forma de ser... A veces me he dejado la piel buscando cosas raras y he tardado meses en encontra lo que queria (soy de los que empiezan a mirar regalos en el mes de agosto), y otras veces simplemente me he acercado a tal tienda a comprar un disco o una pelicula que acababa de salir. Pero siempre, antes de comprar nada, me he asegurado que era lo conveniente para la persona que recibe el obsequio. Si no se hace de esta forma puede pasar como lo que he visto yo en un centro comercial: una cola de casi 100 personas con caras largas devolviendo los regalos de hace dos días. Es un espectaculo penoso que dice mucho de cómo somos hoy en día.

He de reconocer que a veces me he pasado tres pueblos (sobretodo con mis intereses sentimentales), pero cuando uno pierde la cabeza a veces comete algunas imprudencias económicas. Al fin y al cabo, yo también soy humano y estoy lejos de la perfección. Alguna vez tal vez cuente las burradas que he cometido, porque algunas son dignas de posteo y merezco se crucificado por ello.

Por cierto, aunque este post tenga un aire navideño, es igualmente aceptable para cumpleaños, santos, bautizos, bodas y demás celebraciones donde intervengan regalos. Y un consejo, si alguien os pregunta que queréis, responded lo que yo digo siempre: Nada. Cuando alguien pregunta es una clara señal que esa persona no te conoce lo suficiente y es incapaz de romperse la cabeza por tí lo más mínimo. Por mucho que lo queráis, os ahorrareis un sermón, un discurso o un cabreo.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Grandes Mentiras de Navidad: La Cena (o Comida) Familiar


Cuando llegan estas fechas, y tras haber superado el Paripé de Empresa, nos queda una prueba más. Se trata de las tradicionales cenas y comidas navideñas. Lo que en teoría es una celebración para reunir al máximo número de parientes y allegados se ha convertido con el paso de los años en un suplicio para más de uno (donde me incluyo). No negaré que en este mundo hay distintos tipos de familias, cada una de las cuales tiene sus propias relaciones de amor/odio en función de lo mucho (o poco) que se quieran sus miembros. La mayoría de las veces (aunque no ocurre en el 100% de los casos) la formula para saber cuánto se quieren los miembros de la familia es muy fácil, ya que el valor es inversamente proporcional al número de individuos que la forman. Cuantos más miembros tenga una familia es más fácil que crezca dentro de si la semilla de la discordia. Y Navidad es una ocasión ni que pintada para hacer correr esos comentarios que andan de boca en boca pero que jamás se atreve uno a soltar a la cara. ¿Por qué, os preguntareis? Sin duda reunir a la familia alrededor de una mesa es un acto noble y de unión, pero nos olvidamos de lo fundamental: el ser humano es una criatura egoista. Nos pasamos todo el año esquivando parientes pesados de los cuales no conservamos ni un recuerdo (y a veces ni siquiera ponemos interés en acordarnos de su nombre) para que, por una tradición que la mayoría de nosotros no sabría decir cuando y porqué empezó, tenemos que aguantarlo una o más veces obligatoriamente porque es tradición (y punto), y en el peor de los casos alimentarlo en nuestro propio techo.

Lo mejor de todo es cuando realmente las rivalidades son bastante tangibles, y algunos ven una oportunidad de oro para humillar al rival, ya sea pasándole por las narices aquel ascenso recién obtenido a base de practicar el sano deporte de lamer culos en paripés de oficina, o como un hij@ ha obtenido un postgrado en filología eslava (aunque no le quede muy claro si eso sirve para algo), o simplemente fardar de coche nuevo mientras los demás aún se desplazan usando los cercanías de RENFE. Además, si todo sale mal no importa en absoluto, ya que se puede usar la vieja estratagema de haber tomado alguna copa de más, que tanto se practica estos días.

Mis reuniones familiares encima son atipicas ya que, cuando la gran mayoria reparte las visitas entre la familia propia y la de la pareja, en mi caso vienen todos a tocarme las narices para luego tener yo que desplazarme a casa de los demas con lo que veo las mismas personas tres días seguidos, escucho los mismos comentarios y las mismas bromas tres veces, y me dan ganas de mandarlos a paseo y de paso desear que el núcleo de la Tierra estalle destrozando la superficie y por consiguiente eliminar la civilización humana de la faz de nuestro planeta. Obviamente no se puede desear el mal en estas fechas asi que me trago mis maldiciones y aguanto como puedo. Los últimos años he dejado de acudir a la triple reunión, con lo que sólo soy partícipe del espectáculo una vez, en mi casa, y es por respeto a mi madre más que por otra cosa.

Y me pregunto yo ¿no es más fácil quedar con las cuatro personas que queremos realmente (sean familia o amigos) y disfrutar de una buena velada? Porque si tan bueno fuese realizar este tipo de celebraciones, en vez de hacerlo una (o tres) veces al año por tradición deberíamos reunirnos más a menudo, que a fin de cuentas se trata de pasar un buen rato con los seres queridos... ¿O acaso no son tan queridos?

Cerraré este post parafraseando al doctor más cínicamente sincero de la televisión: No odio las Navidades, sólo odio a las personas...

¡Feliz Navidad!

martes, 23 de diciembre de 2008

Grandes Mentiras de Navidad: El Paripé de Empresa


Trabajo en una oficina bastante especial. Tenemos tres jefes, uno que no pinta nada (y que sólo cobra), otro que es un borracho reconocido (menos por él) y un tercero que es un neurótico (que es el único importante porque es quien hace las nóminas). Cada año por estas fechas se les ocurre demostrar lo bien que nos llevamos todos los distintos departamentos, y cómo disfrutamos estas fiestas como si fueramos una familia bien avenida. Pero no somos una familia bien avenida, todo lo contrario. Como en cualquier buena oficina, hay conspiraciones, rumores, odios que llevan años latentes, envidias, y mucho pero que mucho peloteo. Realmente un post sobre este ecosistema social es una tarea ardua y que puede extenderse hasta el infinito, pero prometo ir comentando de vez en cuando anécdotas.

Volviendo al tema, como cada año tenemos lo que hemos denominado paripé navideño, es decir un pequeño aperitivo para justificar que en vez de darnos fiesta el dia 24 (porque realmente no se trabaja), podemos reunirnos todos. La idea en principio no es mala, pero reunir a 50 personas que se odian en la misma sala, llena de objetos punzantes y mucho alcohol no es lo mejor para empezar las fiestas. Siempre hay el típico gracioso de turno que aprovecha para soltar un comentario cuando menos debe, o siempre hay los tipicos lameculos que no paran de decirle a los jefes que el vino es buenísimo o que el jamón es excelente (aunque lo hayan comprado en el DIA).

Pero lo peor (o mejor según se vea) de todo es El Sorteo. Porque sí, como acto magnánimo de buena fe hacia los pobres empleados sacrificados, nuestros jefes nos obsequian con un sorteo de varios regalos entre los pobres mortales que asisten al acto. En un principio parecerá algo bonito y generoso, pero en realidad es una farsa orquestada ya que lo que regalan son los regalos cutres que les han hecho a los jefes algunos clientes. Boligrafos de promoción, agendas, relojes, incluso he llegado a ver algún año un muñeco de porcelana de un Todo a Cien más cutre que los regalos que dan en el chino donde suelo cenar. Lo mejor de todo es ver cómo, cada vez que un compañero agraciado abre un paquete perfectamente envuelto, un coro de borregos grita "Ooh.","Bravo, bravo" o "¡Que lo enseñe!". El año pasado les pedí por favor que no incluyesen mi nombre en la lista para el sorteo, cosa que obviamente no hicieron. Cuando oí mi nombre recogí el paquete lo más educadamente que pude, me largué del lugar y dejé el regalo encima del mostrador de la entrada para que lo cogiese el primer tonto que quisiese.

Mañana toca paripé y yo no estoy de humor para aguantar tonterías. Sólo le pido a Diós que me de paciencia, porque si me da fuerzas, la lio, lo que daría pié a un post bastante interesante.

A todos los que (sobre)vivís en este pequeño punto azul lleno de borregos, os deseo una feliz Navidad.



lunes, 22 de diciembre de 2008

Y hablando de "amigos"...

Esta tira ilustra a la perfección lo gilipollas que me siento ahora mismo. Es una genial tira de Aitor, desde su blog CON MANO IZQUIERDA.

Esta es mi vida 2.0

Hoy es un día especial para mí. Hoy me he dado cuenta que no importa en absoluto el ser buena persona, ni desvivirse por alguien durante el último año, que no importa lo mucho que hayas sufrido o que hayas hecho por ayudar a la persona que quieres. No soy guapo, ni atlético, ni rubio, ni tengo ojos azules, ni soy Brad Pitt, ni me gusta la fiesta loca. Sólo soy atento, educado y sobre todo, soy sincero. Pero la sinceridad no vale un pimiento cuando te dan las gracias por todo, pero prefieren a alguien más guapo, con más dinero, o algún ex para rollo rapido ya que "todos los tios somos iguales" y, mi frase favorita, la más que repetida "no eres mi tipo de hombre".
Así que hoy, en vez de enfadarme, gritarle al mundo que se vaya a la mierda o pegarme un tiro, voy a hacer algo más práctico. Voy a ser sincero de verdad. Y voy a compartir mi sinceridad con todo aquel que quiera escuchar. Es lo mejor que tiene internet. A veces es más honesto el tipo que vive a mil kilómetros y que jamás te conocerá que la persona con quien compartes parte de tu tiempo y jamás sabes lo que piensa.

Hoy es el principio de una nueva vida. La Vida Dos Punto Cero.